martes, 2 de junio de 2009

"La depresión. Un miembro más de la familia." Por Jorge Rodríguez Arroyo

El tema escogido abarca uno de los aspectos de la depresión. Aspecto que no todo el mundo sabe, pero que nos incumbe a todos.
“Un día te levantas con tristeza, fatiga y sin saber la razón por la que no paras de llorar… Otro, un ser querido llora tu ausencia. La despedida de un miembro de la familia y la “bienvenida” a otro: la depresión.”
La depresión es una enfermedad que acompaña al hombre desde tiempos inmemorables, habiendo estado presente frente a importantes figuras históricas que han sido protagonistas de capítulos en los que dicha alteración de la salud se hace propietaria de una historia con trágico final. Ya sea por una razón u otra, a excepción de razones genéticas, no es una enfermedad que se transmita de un individuo a otro, sin embargo, el contacto con la misma produce a los miembros cercanos la predisposición a tenerla, ya sea por el cariño afectivo hacia la persona que la padece u otros aspectos. Gran parte de la población mantiene una idea equivocada sobre la depresión, pensando que es una enfermedad que: que se produce en estados de máxima pobreza y pésima salud, o incluso que su presencia es causa de locos. ERRÓNEO.
La depresión es una enfermedad que toma presencia en muchas personas del mundo, y probablemente, también en el interior de nuestra familia. Aproximadamente hoy día, 2 miembros de cada familia la padecen, y el resto la sufren. Lejos de ser una enfermedad espantosa en cuanto a su diferencia de efectos con respecto a otras, como podrían ser el virus del Sida o el Cáncer, la depresión oculta toda un catálogo de consecuencias que, dependiendo de la mentalidad del paciente, o la fase en la que se encuentre, y del tipo de depresión del que se trate deriva en una consecuencia u otra, mostrando una acierto peculiar en torno a un acto común: el acto suicida.
Sin ir más lejos, notamos cómo dicha enfermedad nos acaricia el pelo cada mañana al despertar y sin conocimiento alguno somos víctimas de la rutina de la que se apodera, en otras palabras, cualquier persona de nuestra familia, ya sea lejana o nuestra propia pareja, puede poseerla, y nuestra misma ignorancia no hace más que estorbar. Hechos como un llanto, o el frecuente estado de decaimiento no son rasgos a tener en cuenta a la hora de padecer esta enfermedad, pero ante una lista tan extensa de síntomas… Más vale prevenir que curar.
Tanto en una persona como en otra, la depresión actúa con diferentes modos de acción. Sea en hombres, o mujeres, los síntomas a tratar varían muchísimo con respecto a cada tipo de persona, es por eso por lo que nosotros mismos podríamos padecerla sin conocimiento alguno, pensando que el hecho de llorar cada noche, el frecuente estado desanimado, o incluso la falta de autoestima, puedan ser normales en determinadas personas, ocultándonos la cruda verdad teñida de negro.
Hombres o mujeres, niños o niñas, adultos o infantiles, la depresión causa estragos allá por donde pasa, sin tener en cuenta edad o sexo. Enfermedad cuya principal zona infectada es la mente humana.

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